Coco Chanel

 En el barrio de Caballito, varios policías se reúnen para investigar la muerte de una anciana de 82 años que cayó por el balcón de su departamento la noche anterior. Los vecinos afirman que entre las 12 y la 1 de la mañana oyeron gritos y distinguieron la voz de Adelaida Poncio, la víctima, que con un tono enojado y autoritario exclamaba “¡salí de acá, fuera de mi casa mugroso!”, seguido luego de unos minutos por otro grito en el balcón “¡NOO! ¡CUIDADO!" y después el golpe pesado y seco de su cuerpo estrellándose contra el piso. Saltando a conclusiones, uno pensaría que en medio de la noche una persona irrumpió en su casa para robar algo de valor y cuando las cosas se complicaron por los gritos de la vieja forcejearon y la empujaron. Pero esta teoría se cae por varias razones: la única puerta de entrada a su casa estaba cerrada desde adentro, tampoco es posible para una persona acceder por el balcón y las joyas de la señora y su dinero estaban intactos. Sin embargo, cuando llegó la policía y tiraron la puerta se encontraron con un gran desorden: papeles tirados, el mantel de la mesa en el suelo, un jarrón, o lo que quedaba de él, algún vaso roto, copiosas bolas de pelos blancas y un espejo hecho trizas. Había signos claros de que había acontecido una especie de persecución o forcejeo. En el cuerpo de la víctima, además del golpe por la caída que le ocasionó la muerte, encontraron arañazos recientes en los brazos y piernas de Adelaida. Este hecho a simple vista no llamó la atención de los agentes, desde un inicio notaron la caja de piedritas, los tarritos para la comida y el agua y una cama para gatos personalizada con las iniciales C.C, pero no había señales de ningún felino.

Entonces, ¿qué sucedió exactamente esa noche? Esto se preguntaba Laura, miembro del cuerpo de policía encargada de la investigación. Repasó los hechos, los vecinos la escucharon gritarle a alguien que se aleje, el departamento estaba desordenado pero no faltaba nada de valor y nadie pudo haber entrado por la puerta porque estaba bien cerrada desde adentro. Laura pidió a sus compañeros que la dejen sola para analizar tranquila el lugar, su intuición le decía que había algo que no estaba notando. La escena era confusa, salvo por el living-comedor que daba al balcón, el resto de los ambientes estaban bien ordenados y limpios. En la habitación de la mujer, Laura comenzó a abrir cajones y armarios en busca de algo que pudiera ayudarle a esclarecer lo sucedido y hubo algo que llamó su atención: toda la ropa y las sábanas de la cama estaban impecables, ¿cómo es posible que una persona con un gato no tenga ni un solo pelo en sus prendas de vestir? Nuevamente acudió a los vecinos para preguntarles sobre “C.C” que por ahora estaba desaparecido. Al preguntarles por el animal, los vecinos testificaron que Adelaida había comprado recientemente una gata esfinge que le costó 400 dólares y que las últimas 3 noches se la había pasado maullando a la madrugada interrumpiendo el sueño de varios vecinos. Coco Chanel era el orgullo de Adelaida, amaba a esa gata más que cualquier cosa y la cuidaba con devoción. Ahora la investigación tomaba otro rumbo, Laura comenzó a pensar una nueva teoría y para comprobarla debía esperar a la madrugada.

A las 12:30 de la noche, Laura salió a caminar por los alrededores de Caballito con una linterna y un plato de comida para gatos el cual sacudía haciendo ruido. Sabía que el mejor horario para buscar un gato era cuando la calle estaba tranquila y poco concurrida, revisaba abajo de los autos iluminando con la linterna mientras llamaba el nombre de Coco. Después de un rato escuchó un maullido, no era un gato lampiño como el que estaba buscando, una cola peluda y blanca se acercaba levantada hacia ella, un gato callejero le daba la bienvenida y pedía la comida que traía en el plato. “Hay una posibilidad de que este sea el gato que haya irrumpido en la casa de Adelaida” pensó Laura. El gato estaba sucio y hambriento, le acercó el plato para que coma y al acariciarlo una estela de pelos salieron volando siguiendo el movimiento de su mano. En una bolsita ziploc guardó una muestra del pelo del animal para compararla con el encontrado en la casa de la señora Poncio.

Al otro día, el laboratorio confirmó lo que Laura sospechaba, ambas muestras pertenecían al mismo individuo. Con los resultados de esta prueba, la agente concluyó que aquella noche del incidente ese gato callejero se metió en la casa de la señora Poncio, la mujer que era muy sobreprotectora con su gata exótica, intentó ahuyentarlo ocasionando un enfrentamiento en el cual la arañaron, ambos gatos se escaparon por el balcón y Adelaida al intentar detenerlos perdió el equilibrio y cayó. Había algo que seguía sin entender: ¿por qué este gato haría tanto esfuerzo para llegar hasta el balcón de la señora Poncio? Tal vez el hambre lo había llevado a buscar comida ahí.

Un mes después, los compañeros de Laura le avisaron que Coco Chanel había regresado a su casa, la cual ahora se encontraba vacía y a la venta, buscando a su dueña. La situación la conmovió y como no había nadie q

ue quisiera hacerse cargo de ella decidió adoptarla. La llevó al veterinario para ver que todo estuviera bien y allí le dijeron que la gata estaba en perfecto estado y además embarazada. Esto sorprendió a Laura, nunca había tenido un gato y ahora estaba por tener cuatro, ya decidiría que hacer llegado el momento, por ahora se concentraba en aprender todos los cuidados para tener un gato sin pelo que irónicamente necesitan más atención que uno normal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La fiesta

La sombra del dragón

Resistencia cultural y crisis del cine nacional