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La fiesta

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  Era una gran fiesta, habían alquilado un salón enorme en una quinta en la zona norte de Buenos Aires para celebrar el casamiento. Como la jodita (literalmente) la pagaba el padre de la novia, los mozos estaban especialmente atentos a que el señor estuviera lo más a gusto posible, le preguntaban constantemente si necesitaba algo y rellenaban su copa cuando estaba casi vacía. Yo me encontraba charlando con él y por eso los mozos extendían su cortesía conmigo. -¿Qué va a tomar el caballero? -me preguntó uno de los mozos. “Caballero”, repetí en mi cabeza. -¿Qué opciones hay? -pregunté tentado. -Tenemos a su disposición una selección de tragos exclusivos: un Macallan 25 años, un suave Cognac Louis XIII, o si prefiere algo más refrescante, un champagne Dom Pérignon recién descorchado. También contamos con un Tequila Clase Azul Ultra o un Vodka Beluga Gold Line servido en su punto perfecto. ¿Qué le traigo? -¿Un fernet con cola no tendrás? -y así de rápido se fue lo caballeresco. Cuando ...

La sombra del dragón

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 Despertarás en una habitación desconocida, en una cama que no reconocerás. Las cortinas pesadas ocultarán la luz del día, dejando la habitación en penumbra. Sentirás un vacío en tu mente, un espacio donde deberían estar tus recuerdos. No sabrás cómo llegaste ahí, ni por qué. Te levantarás, descalza y desnuda, y el contacto con el frío suelo te hará estremecer. Te mirarás frente a un espejo y notarás varios moretones por todo tu cuerpo. Al cruzar la puerta, un largo pasillo se desplegará frente a ti, lo atravesarás lentamente, como un felino amenazado, observando sus decoraciones y todo te resultará armado, semejante a esos comercios de muebles y decoración donde todo está meticulosamente ordenado. Pasarás tus dedos por la barandilla de madera y una sensación extraña te invadirá, como si hubieras estado allí antes, pero no podrás recordarlo. Al final del pasillo te detendrás, y sobre una mesa verás una fotografía. La tomarás entre tus manos, y tu corazón se detendrá por un momento...

Macabro inconsciente

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Tengo mucho sueño, no recuerdo la última vez que dormí más de 3 horas seguidas o que pude disfrutar una película sin interrupciones. Muevo el cochecito hacia adelante y hacia atrás pero no logro hacer que se calme. Hoy particularmente Luna se despertó más insoportable de lo usual, no para de llorar, no quiere comer, tampoco está enferma, ni necesita que le cambie el pañal, sólo quiere molestarme. Mientras la veo gritar y retorcerse en el cochecito lo único que puedo pensar es “¿por qué mierda lloras?”. No tiene conciencia de quién es, solo tiene 7 meses de vida. No tiene que pagar impuestos o un alquiler, no tiene que trabajar…Ni siquiera se tiene que limpiar el culo. De pronto me siento como una esclava, mi cuerpo se llena de ira, resentimiento y envidia. -¡Yo tendría que estar llorando, no vos!- le grito, y dejo de mover el cochecito. Luna para de llorar por un instante y me mira con su cara roja y arrugada para luego romper en llanto de nuevo, pero esta vez mucho más fuerte. Mi frus...

Del escenario a las gradas

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 En un pequeño espacio en Olivos, camuflada entre casas y negocios de barrio, se encuentra la escuela y compañía “Teatro Bertolt”. Mi historia con este maravilloso lugar de creación y producción artística comenzó en 2018, luego de haber ganado una beca para hacer un taller de teatro allí. El resto es historia, terminado ese año me quedé por la buena onda de mis compañeros y mi profesor y las ganas de seguir creciendo y mejorando mi talento para la actuación.  El lugar es pequeño y oscuro, con cortinas negras típicas de teatro y piso de madera también oscuro. En las gradas donde se ubica el público hay más o menos 25 sillas. El camarín, alberga una inmensa cantidad de sombreros, pelucas, vestidos, carteras y demás cosas “ordenadas” caóticamente. Ninguna persona que no sea parte de la compañía podría encontrar algo en este lugar, pero los actores agarran rápidamente lo que necesiten de ahí sin problema. También hay una cantidad de objetos diversos que seguro fueron usados en inc...

Coco Chanel

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 En el barrio de Caballito, varios policías se reúnen para investigar la muerte de una anciana de 82 años que cayó por el balcón de su departamento la noche anterior. Los vecinos afirman que entre las 12 y la 1 de la mañana oyeron gritos y distinguieron la voz de Adelaida Poncio, la víctima, que con un tono enojado y autoritario exclamaba “¡salí de acá, fuera de mi casa mugroso!”, seguido luego de unos minutos por otro grito en el balcón “¡NOO! ¡CUIDADO!" y después el golpe pesado y seco de su cuerpo estrellándose contra el piso. Saltando a conclusiones, uno pensaría que en medio de la noche una persona irrumpió en su casa para robar algo de valor y cuando las cosas se complicaron por los gritos de la vieja forcejearon y la empujaron. Pero esta teoría se cae por varias razones: la única puerta de entrada a su casa estaba cerrada desde adentro, tampoco es posible para una persona acceder por el balcón y las joyas de la señora y su dinero estaban intactos. Sin embargo, cuando llegó ...

El jardín de mariposas

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 Al principio eran hormigas, después empecé con las mariposas. Las hormigas eran muy fáciles de agarrar y había de a montones, pero las mariposas requerían un poco más de agilidad y eran más limitadas. Tenía más o menos 6 o 7 años, lo supongo en realidad porque la verdad no me acuerdo. Vivíamos con mi mamá en la casa de mi abuela, la cual tenía un patio muy grande en el que me la pasaba jugando sola. Cuando me aburría de mirar la tele salía al patio y una de mis actividades diarias incluía agarrar hormigas y tirarlas en las telarañas que se formaban afuera en los muchos agujeros de los ladrillos de la pared sin revocar. Me entretenía mucho observar a esas arañas más grandes y feas que las que solía encontrar normalmente y ver cómo salían de los huecos de la pared y arrastraban hasta su guarida los sacrificios que yo fascinada les ofrecía. Con la llegada de la primavera, el jardín de mi abuela había florecido y ahora flores de muchos colores adornaban el patio y atraían mariposas ca...

El arrepentido

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 -¿Y? -No. -¿Estás seguro? -Sí. -¿Ni uno hay? -Ya te dije que no. Busqué por todos lados. -¿Entonces? -¿Entonces qué? -¿Y qué hacemos? -No sé. -Sin eso no podemos hacer nada. -No, nada no. -Esto es tu culpa.  -¿Mía? -Sí. -¿Por? -Porque te tenias que ocupar vos de eso. -¿Yo? -Y sí  -¿Por qué yo y vos no? -Porque siempre es así, el hombre se ocupa de traer. -¿Según quién? -Siempre es así. -Pensé que tenía uno en la mochila. -¿Pensabas traer uno nada más? -¿Y cuántos deberían ser, a ver? -Tres. -¿Es tu número de la suerte? -Vienen así. -Ya sabía, era una joda. -¿Por qué no llamas y pedís que nos traigan? -¿Se puede eso? -Sí. -¿Cómo sabes? -Ahí lo dice. -Ah. -¿Querés que llame yo? -No, yo lo hago. -Nervioso, toma el teléfono y espera que le contesten. Una voz aguda le responde del otro lado de la línea, dubitativo, Joel pregunta si será posible que le provean de aquello que necesita. Minutos después, su pedido aparece en la ventana ubicada en la puerta de la habit...